Es habitual escuchar “a mi perro le huele la boca”, “mi perro tiene un diente partido”, “mi perro no quiere comer, será porque es viejo”, y más frases en un contexto que resta importancia al hecho de que el perro o gato pueda tener ya un problema bucodental, y este pueda progresar a otro más grave.
Como siempre, el éxito está en la prevención, así que ¿qué podemos hacer para que nuestro amigo tenga una sonrisa brillante y sana?
1. Acostumbrar desde cachorro al cepillado dental y exploración de la boca.
Si nuestro compañero llega a nosotros a su más temprana edad, podemos habituarle a dejarse explorar la boca y a cepillarle los dientes. Cualquier cosa se aprende mejor en las primeras etapas de la vida, así que si dedicamos un pequeño ratito al día a enseñarle que levantarle los belfos, pasar el dedo o el cepillo por sus dientes, etc, son situaciones positivas, cuando sea mayor será mucho más fácil seguir con una buena rutina de cuidado bucal.
2. Utilizar snacks y otros productos que previenen y/o reducen el sarro y el mal aliento.
Si a tu perro le incomoda el limpiarle los dientes de forma manual, existen varios tipos de productos que ayudan a combatir la placa y a mantener la boca más limpia. Puedes encontrar snacks de muchas formas, tamaños y sabores, sprays, productos en forma de enjuague que se echan al agua de bebida,… todos ayudarán a que la boca de tu perro esté más limpia, y además los que son snacks les entretienen, siendo como juguetes para ellos… ¡diversión e higiene a la vez!
3. Prestar atención a cualquier cambio de color en las encías, dientes, olor, dientes partidos o que se muevan, etc.
Aunque pongamos todo de nuestra parte para que su higiene bucal sea óptima, siempre debemos estar atentos a cualquier indicio de enfermedad en la cavidad bucal: inflamación o cambios de color en las encías, dientes fracturados, dientes que se mueven o se caen, aparición de placa bacteriana, sarro, mal olor, dolor, tumores, etc. Además en muchos casos los animales dejan de comer, pudiendo incluso babear, así que por supuesto ante cualquier síntoma de que algo no va bien, no podemos olvidar visitar a nuestro veterinario de confianza.
4. Limpieza para las bocas más “sucias”.
Cuando nosotros vamos al dentista, nos sientan cómodamente, nos anestesian un poco la boca y podemos irnos a casa en poco tiempo, tan despiertos como llegamos. En el caso de nuestros animales no es así, para cualquier procedimiento quirúrgico en su boca, hay que someterlos a una anestesia general, y como siempre, la anestesia tiene un riesgo, sobre todo en animales enfermos y/o mayores. Por eso también es muy importante la prevención, si evitamos que la boca de nuestros perros llegue a estar tan sucia como para necesitar una limpieza, evitaremos hacer pasar a nuestros amigos por una anestesia general, dolor, malestar, estrés, etc.
El proceso de limpieza dental suele consistir en la eliminación de la placa y/o sarro que están adheridos a los dientes mediante un equipo de ultrasonidos, que elimina en profundidad la suciedad, a la vez que garantiza la integridad de los dientes.
En los casos más graves, no queda más remedio que aprovechar estas limpiezas para retirar piezas dentales que están a punto de caerse, o están fracturadas, pero como comentábamos más arriba, ¡utilicemos la prevención para que éste nunca sea el caso de nuestro mejor amigo!
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¿Qué enfermedades de la boca son las más habituales?
Haciendo un repaso de las patologías más frecuentes que afectan a la boca, podemos encontrarnos:
- Enfermedad periodontal. Esta enfermedad empieza con la aparición de placa e inflamación de encías o gingivitis, y si no se trata puede progresar a una periodontitis grave con pérdida del diente, inflamación, dolor, mal olor, e infección, y el paso de bacterias al torrente sanguíneo, llegando a órganos importantes como el corazón o los riñones, siendo muy peligroso para la vida del animal.
- Fractura de dientes. A los perros les gusta morder cosas, algunos nos sorprenden incluso con alguna piedra en la boca, y puede ocurrir que al morder algo muy duro, algún diente se fracture. Cuando esto pasa, hay que prestarle atención, ya que en algunos casos puede haber infección que ascienda por el canal del diente y provoque abscesos, incluso fístulas que terminen en la rotura de la piel de la zona de la boca, y la salida de pus al exterior.
- Persistencia de dientes de leche. Cuando los animales cambian la dentición de leche a la de adulto, puede ocurrir que alguno de dichos dientes no se caigan, y si eso ocurre, hay que extraerlo de forma manual mediante sedación, así el diente definitivo podrá salir en su sitio correcto.
- Inflamación de las glándulas salivares, incluso rotura de las mismas. A esta rotura se le conoce como sialocele o mucocele, y podemos darnos cuenta porque aparece un bulto que a la palpación es blandito y se suele poder mover con la mano. Este tipo de patología suele requerir intervención quirúrgica, así que es motivo de consulta a nuestro veterinario de forma urgente.
- Neoplasias. En la cavidad oral pueden aparecer diversos tipos de neoplasias o masas, siendo normalmente benignas. Las neoplasias de carácter maligno aparecen con mayor frecuencia en animales mayores, pero no por ello debemos restar importancia si nuestro animal es joven y vemos que le aparece una masa en la zona de la boca.
Como hemos comentado, el cuidado de la boca de nuestros animales tiene una importancia esencial para su salud general. Si sumamos la utilización de productos como snacks dentales a una buena rutina de cepillado, evitaremos la acumulación de bacterias que puedan poner en riesgo la salud de nuestro mejor amigo, que puedan extenderse al resto de su organismo, y así además no tendremos que realizar limpiezas dentales de forma frecuente, incluso no hará falta ninguna.
Y tú, ¿cómo cuidas la salud dental de tu mejor amigo?