Hoy en día es bastante habitual que cuando andamos por la calle, nos crucemos con perros que van paseando con correa, que reaccionan a la presencia de otros perros, personas, vehículos, etc, incluso puede que el que manifieste esta reacción sea nuestro propio compañero de vida.
Seguramente te suene el término “perro reactivo”, y hace referencia a estos animales que durante su paseo atados con correa, no saben gestionar correctamente la presencia de ciertos estímulos con los que se cruzan, y por tanto manifiestan reacciones exageradas e incontroladas a ellos. Ya sea porque el perro no se encuentra cómodo ante la presencia del estímulo, tiene miedo, o se excita demasiado, su reacción suele ser ladrar, llorar, gemir, incluso en ocasiones marcar a otros perros o personas, lo que les tacha de agresivos, cuando en muy pocos casos la reactividad suele estar ligada a la agresividad.
Muchos tutores perrunos se sienten desbordados por el estrés que supone el paseo diario, pero es importante que entendamos a nuestros perros, e intentemos ayudarles acudiendo a un profesional del comportamiento canino, para que nos indique pautas a seguir, y nos impliquemos en mejorar el bienestar emocional de nuestro compañero de vida. En este post, no queremos hablar sobre recomendaciones ni pautas, ya que cada perro es un individuo único, y siempre se debe evaluar el caso en concreto, de la mano de un etólogo o educador canino, pero sí creemos importante contaros lo básico sobre la reactividad en perros, para que podáis detectarla y poneros manos a la obra para ayudar a vuestro amigo perruno.
¿Te interesa? ¡Sigue leyendo!
¿Por qué se produce este comportamiento?
No existe una única causa, sino que pueden ser varias, normalmente asociadas a una mala socialización durante la etapa de cachorro, como puede ser el caso de perros huérfanos o que han sido retirados de su madre y hermanos de forma prematura, también por excitación excesiva, ansiedad, miedos, fobias, traumas, haber recibido una educación deficiente debido a que sus tutores no estaban bien informados sobre cómo hacerlo, o una educación basada en castigos, incluso puede ser consecuencia del deseo de ir a saludar o jugar con otro perro, pero sin tener el autocontrol ni el manejo del lenguaje perruno adecuado. Por otro lado, no se debe descartar como posible origen, algún problema orgánico, como puede ser el dolor, así que en el manejo de la reactividad, también se recomienda un chequeo veterinario general.
El perro que sufre reactividad, puede querer acercarse al estímulo, sin saber gestionar cómo hacerlo de manera adecuada, o por otro lado, puede querer alejarse de él. Sea como sea, la falta de autocontrol y de habilidades sociales, hace que su gestión del momento no sea bien recibida por el tutor ni por otros perros y personas. Debemos entender, que los ladridos, tirones de correa, incluso lanzarse a otros perros e intentar morderlos, forman parte de las herramientas que el perro conoce para conseguir el objetivo de alejarse del estímulo que no le resulta cómodo, pero en muy pocos casos, es una conducta real de agresividad.
En resumen, ¿qué signos nos indican reactividad con la correa?
Cuando un perro presenta reactividad, es habitual que ladre o gruña a personas u otros perros, o que se lance hacia ellos, siempre mientras él pasea atado. También son habituales los quejidos y lloriqueos al querer acercarse a otros perros o personas, el quedarse mirando fijamente a otros perros o personas, puede también esconderse tras su tutor humano, o intentar escapar, y todo ello puede acompañarse de cambios en su lenguaje corporal, como pelaje erizado, postura corporal rígida y pupilas dilatadas.
Nuestro manejo de la correa, ¿influye en el comportamiento?
Son muchos los perros que presentan reactividad durante sus paseos atados con correa, que en el momento de poder relacionarse sueltos, sí saben acercarse de manera adecuada a otros perros, y su comportamiento es totalmente diferente. Si ocurre esto, podemos decir que sí, que sin duda la correa en sí, y el manejo que hacemos de ella, influye en la manera de expresarse y relacionarse de nuestros perros.
La correa no es solo una herramienta de paseo, sino que es lo que conecta a nuestro perro con nosotros durante el tiempo que estamos en la calle, así que es importante que nosotros hagamos un buen uso de ella, y sepamos manejarla para transmitir confianza a nuestro compañero perruno, y que no suponga un extra de estrés, tensión o miedo para él. Durante el paseo, la correa debe ir relajada, y más aún cuando nuestro perro quiere conocer a otro perrito. Debemos evitar tensar la correa y dejarla demasiado corta, para que los perros puedan realizar su ritual de saludos de manera correcta.
Cuéntanos, ¿conoces a algún perro con reactividad? ¿Sabías que era tan importante entender a nuestros compañeros perrunos, y ayudarles a mejorar su bienestar emocional, así como utilizar la correa de manera correcta?
Si tienes ganas de conocer mejor las emociones de tu perro, te animamos a formarte en etología y educación canina gracias a nuestra formación. ¡Descúbrela!