Desde la Organización Mundial de la Salud, exponen que el objetivo de esta semana es promover la vacunación para proteger contra las enfermedades a las personas de todas las edades, siendo el lema de este año “Protected Together: Vaccines Work!” («Protegidos colectivamente: ¡las vacunas funcionan!»).
La vacunación animal es igualmente muy importante, por eso queremos dedicar la entrada del blog de hoy a recordar qué son las vacunas y cuáles son las que no pueden faltar en el protocolo vacunal de perros y gatos. ¡Muy atentos!
¿En qué consiste la vacunación?
Las vacunas son preparados antigénicos constituidos por microorganismos (vivos atenuados o muertos) o algunas de sus proteínas, que son capaces de inducir una respuesta inmune protectora y duradera, frente al microorganismo en cuestión. Gracias a la inmunización activa que se produce con la vacunación, si un animal entra en contacto con el agente infeccioso que sea, su sistema inmune ya lo reconoce y está preparado para combatirlo, disminuyendo las probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Como dice el lema de este año, si se consigue una protección a nivel colectivo, para los agentes resulta mucho más difícil extenderse entre la población y causar enfermedad. Esto se conoce como “inmunidad de rebaño”, que en el contexto de perros y gatos, se refiere a los animales que comparten una zona geográfica determinada. De esta manera, el objetivo en veterinaria sería el de maximizar el número de animales vacunados en nuestra zona, haciendo especial hincapié en la primovacunación de los cachorros.
Vacunas esenciales y no esenciales.
Las vacunas esenciales son aquellas que todos los animales deberían recibir para protegerse de enfermedades graves, potencialmente mortales, que tienen distribución mundial, o aquellas que la legislación así lo dictamine, como es el caso de la rabia en España. Por otro lado, las no esenciales son las que solo algunos animales deberían recibir en base a su localización geográfica, riesgo de exposición o estilo de vida.
La vacunación se debe adaptar a cada animal en particular, ya que por ejemplo, no es lo mismo un gato que vive en interior, sin contacto con otros gatos, a otro que vive en semilibertad, expuesto a posibles contagios. Todos los animales deberían recibir una primovacunación, pero después se debe adaptar el protocolo a cada caso en concreto. Vacunar es esencial, pero sobrevacunar si no es necesario tampoco es bueno, así que deja que sea tu veterinario de confianza quien te asesore.
¿Contra qué enfermedades podemos vacunar a perros y gatos?
Las vacunas esenciales para los perros son las que protegen frente al virus del moquillo canino, adenovirus canino (hepatitis vírica) y las variantes de parvovirus canino tipo 2. En el caso de España, la vacunación frente a la rabia viene marcada por la legislación, siendo obligatoria en todo el país salvo en Galicia, País Vasco y Cataluña.
Las vacunas no esenciales incluyen las que protegen frente a leptospirosis, parainfluenza canina, Bordetella bronchiseptica (ambas dos se incluyen en la vacunación frente a tos de las perreras), Borrelia (enfermedad de Lyme) y el parásito Leishmania infantum (leishmaniosis canina). Para perros existe también vacuna frente al coronavirus, pero no es recomendada al no existir pruebas de que la vacuna protege frente a la infección.
Las vacunas esenciales para los gatos son las que protegen contra el parvovirus felino (panleucopenia felina), calicivirus felino y herpesvirus felino-1. La vacuna frente a la leucemia felina no es esencial, y en el caso de la inmunodeficiencia felina existe una vacuna registrada en Estados Unidos, pero no hay datos sobre su eficacia (en España no está disponible). En los gatos también existe una vacuna no recomendada, la de la peritonitis infecciosa felina. Como en el caso de los perros, la vacunación obligatoria frente a la rabia será diferente según la legislación de cada Comunidad Autónoma.
Posibles efectos adversos de la vacunación.
Como cualquier agente que entra en contacto con un ser vivo, las vacunas pueden provocar reacciones adversas en individuos concretos, pero no por ello debemos de obviar el enorme beneficio que producen.
A nivel general estas reacciones consisten en fiebre, apatía, vómito, diarrea, de mayor o menor gravedad, normalmente transitorias, y que rara vez ponen en peligro la vida del animal. También pueden observarse reacciones localizadas en el punto de inyección, como inflamación o dolor, pero igualmente, se resuelven de manera rápida.
En algunos animales puede producirse una reacción alérgica, que en raras ocasiones desemboca en un shock anafiláctico, pero por desgracia, no hay manera de preverlo. Si alguna vez tu mejor amigo tiene una reacción alérgica a una vacuna, recuerda anotar el producto para que tu veterinario no vuelva a utilizarlo en el caso concreto de tu perro o gato.
Es indiscutible que la vacunación aporta más beneficio que riesgo, gracias a ella se han conseguido erradicar enfermedades muy graves, y otras, aunque no erradicadas, se han convertido en casos aislados en la población humana y/o animal.
Ya sabes, pregunta a tu veterinario cuál es el mejor protocolo vacunal para tu compañero de vida, y ¡protege su salud!
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