Las causas posibles de una cojera son muchas: traumatismo, cuerpo extraño, lesión en almohadillas, artrosis, fractura, tumores,… o como en este caso, la rotura de alguna estructura importante para la locomoción, como la pérdida del ligamento cruzado craneal de la rodilla. Si eres aficionado al deporte, seguramente te suene ya que esta lesión es una de las más habituales entre los futbolistas.
Así, en perros, esta patología afecta en mayor medida a aquellos que son atléticos y fuertes, siendo frecuente en razas como pitbull terrier, american staffordshire terrier, labrador retriever y otras con características físicas similares, normalmente por rotura traumática del ligamento por sobrecarga. No obstante, cualquier perro puede sufrir esta lesión, así que debemos estar atentos.
Por otro lado, existen varios factores predisponentes de esta patología, como la conformación anatómica, la marcha, la obesidad o la falta de ejercicio. En animales con sobrepeso y con mala condición física, la causa de la rotura no es tanto la sobrecarga como en los perros deportistas, sino que está ligada a cambios degenerativos y crónicos en el ligamento, siendo la degeneración de esta estructura la responsable de que en algún momento se rompa.
¿En qué consiste?
Esta patología afecta únicamente a las extremidades posteriores, ya que es donde anatómicamente se encuentra el ligamento cruzado craneal. La articulación afectada es la rodilla, y es que este ligamento se encuentra uniendo el fémur a la tibia. Cuando se rompe, cada vez que el animal camina se produce un desplazamiento craneal de la tibia con respecto al fémur, es decir, la tibia se desplaza hacia adelante, lo que conlleva una inestabilidad articular y dolor para el animal.
La rotura del ligamento puede ser parcial o total, y en ocasiones si no se rompe del todo, el animal puede seguir haciendo vida normal y no darnos cuenta de la lesión hasta que el ligamento se rompe en su totalidad. Si la lesión es crónica y no se trata en un tiempo corto, la inestabilidad de la articulación termina produciendo procesos degenerativos, como artrosis y afectación de los meniscos, lo que crea más molestias al animal.
¿Qué signos clínicos son los más frecuentes?
Cuando un perro tiene roto el ligamento cruzado craneal, presenta normalmente una cojera de apoyo que suele ser intermitente, y que puede observarse tanto en frío como tras el ejercicio. Suele descansar además con una postura característica, y es que al sentarse mantiene la extremidad afectada en extensión.
En casos en que la rotura del ligamento es crónica, es habitual observar una atrofia más o menos marcada del cuádriceps, y un abultamiento de la cara medial de la articulación afectada.
¿Qué nos puede orientar en el diagnóstico?
Con los signos clínicos ya podemos tener una sospecha bastante clara de esta patología, pero la exploración ortopédica y pruebas de imagen como la radiografía, apoyan el diagnóstico.
Cuando el veterinario tiene sospecha de rotura del ligamento cruzado craneal, realizará dos pruebas que ayudan a evidenciar la lesión: la prueba de cajón y el test de compresión tibial. Con ambas, se busca confirmar que existe desplazamiento craneal de la tibia. Para que sepas en qué consiste, nada mejor que verlo así que atento al siguiente vídeo.
En las radiografías, no se ve el ligamento roto como tal, pero sí hay signos que apoyan la existencia de la lesión como la presencia de derrame articular en la rodilla, o signos de degeneración (artrosis). Además, gracias a la radiografía se pueden evidenciar o descartar otras patologías de la extremidad, y sirve al cirujano para tomar medidas de cara a la planificación de la cirugía.
¿Cuál es el tratamiento?
La lesión de ligamento cruzado craneal siempre se trata mediante cirugía. El objetivo no es reparar o sustituir el ligamento dañado, si no que la cirugía va enfocada a modificar la biomecánica de la articulación de la rodilla para que vuelva a ser estable. Esto se consigue gracias a realizar un corte en la tibia, y estabilizarla mediante placas de osteosíntesis. Son muchas las técnicas quirúrgicas descritas, y realizar una u otra dependerá de la elección particular del cirujano o de las características del animal, pero dos de las más habituales son el avance de la tuberosidad tibial (conocida por las siglas TTA) y la osteotomía de nivelación de la meseta tibial (TPLO). Además, durante el tratamiento se utilizan antiinflamatorios y analgésicos, y una vez realizada la cirugía es importante comenzar la rehabilitación lo antes posible.
La rotura del ligamento cruzado craneal es una de las lesiones traumatológicas más frecuentes en los perros, así que conocerla es importante. Si te gusta la cirugía, te animamos a investigar más acerca de las diferentes técnicas descritas para estabilizar la rodilla tras esta lesión, ¡seguramente participes en alguna intervención durante tu trayectoria profesional como auxiliar veterinario!
Cuéntanos, ¿conocías esta patología? ¿Tu compañero perruno ha sufrido esta lesión en algún momento de su vida?
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