Actúa lo más rápido que puedas, tan pronto como detectes que tu mascota ha desparecido. Difundir rápidamente la noticia que nuestra mascota se ha perdido, es clave para localizarla lo antes posible. No pienses que va a volver en breve por si solo o que será capaz de encontrar el camino de vuelta.
Notifica de inmediato a las autoridades pertinentes su desaparición (Policía Local, el Servicio de Protección de la Naturaleza, la Red Española de Identificación de Animales de Compañía, etc.).
Haz gran cantidad de carteles y cuélgalos por todas partes. El diseño debe ser sencillo y bien visible de lejos. No asumas que la gente conoces la raza a la que haces referencia, así pues, incluye las principales características de tu mascota (color de pelo, tamaño…). Recuerda indicar el nombre del animal.
Reparte “flyers” y habla con la gente de alrededor. Cuanta más gente sepa de la pérdida, más posibilidades tienes de encontrar tu mascota. Llama a tus vecinos personalmente.
Sal y llama a tu mascota por su nombre por todas partes. El mejor momento para llamar a su mascota es por la noche o por la mañana bien temprano ante que el tráfico se ponga en marcha.
Llama a todas las clínicas veterinarias cercanas, pero también incluye hospitales veterinarios de emergencia fuera de tu área local. Nos sorprendería saber los kilómetros que puede andar nuestra perezosa mascota. Ten en cuenta también que a veces la gente recoge un perro/gato callejero y lo conduce a una clínica alejada.
Visita todas las perreras y refugios para animales locales.
Piensa en lugares escondidos dónde fácilmente pueda obtener alimento (mercados, escuelas, etc.). Incluso la mascota más amigable y social puede convertirse rápidamente en un ser aterrado y salvaje. Tu propia mascota sociable, puede esconderse de la gente y huir de ellos e incluso de ti.
Consulta los sitios web de centros de acogida de animales y protectoras quiénes publican regularmente fotografías actuales de las mascotas encontradas.
¡No te rindas! Se conocen casos de animales perdidos o robados que aparecen al cabo de varios meses o años, en zonas incluso muy alejadas del lugar de la pérdida.