fbpx
Para el paseo, ¿collar o arnés? ¿Qué es mejor para nuestro perro?

Junto a la correa, el collar es el elemento para el paseo más común, pero sabemos que no es el ideal, ya que mal utilizado puede producir secuelas más o menos graves. Es habitual que se justifique el uso del collar alegando que “como al perro le molesta en el cuello, así tirará menos”, pero en realidad ni es real que vaya a tirar menos ni estamos pensando en su salud y bienestar al utilizarlo a sabiendas de que tiene tendencia a tirar de la correa. En estos casos, lo que tenemos que hacer es trabajar de manera positiva para que corrija ese comportamiento, sin que nuestro mejor amigo sufra ningún daño.

Por suerte, cada vez más madres y padres perrunos investigan y se informan sobre qué es lo mejor para sus compañeros de vida, de tal manera que el arnés está adquiriendo popularidad pero, al igual que pasa con los collares, ¡no todos los arneses son iguales!

En este artículo queremos mostraros las diferencias entre el collar y el arnés, así como las consecuencias de un uso no apropiado para la salud y comportamiento de los perros. ¡No te lo pierdas!

¿Qué daños puede producir el collar a nivel físico?

El cuello de los perros es una zona muy sensible y en él se encuentran muchas estructuras vitales: piel, músculos, vértebras cervicales, aparato hioideo, nervios, médula espinal, vasos sanguíneos, laringe, tráquea, esófago, tiroides, conductos linfáticos, ganglios, timo,…

Como ves, son órganos y estructuras muy importantes, por lo que para protegerlos es fundamental que si nuestro amigo perruno lleva collar, no le apriete, no le ahogue, ni sufra fuerzas que puedan causarle lesiones en esa zona, como las que pueden derivar de tirones de correa.

De tal manera, una presión excesiva del collar sobre la región cervical puede causar: dolor, contusiones, contracturas, pinzamiento de la médula espinal, osteoartritis y hernias discales, daño en los nervios, afectación del riego sanguíneo y problemas relacionados (como aumento de la presión intraocular y daño del nervio óptico), dificultad respiratoria, afectación de la glándula tiroides (lo que tiene consecuencias sobre el metabolismo), dificultad para deglutir, inflamación de los ganglios,… Además, a nivel de la piel, el roce contínuo puede derivar en irritación, pérdida de pelo, o heridas.

En cuanto al comportamiento, ¿qué podemos observar?

Si la utilización del collar produce algún efecto físico negativo, como los que hemos mencionado, puede derivar también en una mala asociación de este objeto para nuestro perro. Algunos animales que han vivido malas experiencias por collares se vuelven reactivos al simple roce de la región cervical, les influye en su relación con otros animales y personas, incluso pueden llegar a tener comportamientos no deseados relacionados con la agresividad.

¿Qué ventajas encontramos en el uso de arnés?

Por su forma, un arnés nunca resultará perjudicial para el cuello del perro, y eso ya es una gran ventaja. Aunque pueda haber durante el paseo algún momento de excitación y nuestro perro tire de la correa, llevando arnés esto no provocará ninguna fuerza sobre el cuello ni sensación de ahogo.

Son muchos los arneses que podemos encontrar, pero debemos adquirir el que sea más cómodo y no comprometa el libre movimiento de las extremidades anteriores. Además, hay que tener cuidado de que no roce continuamente en las axilas, y el material sea suave, bien acolchado y la anilla donde se engancha la correa quede sobre el lomo del animal.

Así, el arnés que resultaría más adecuado sería el que tiene forma de “Y” viendo al animal de frente y forma de “H” si miramos al perro desde arriba. El centro de la Y queda situado entre los hombros y sobre el esternón, quedando el cuello libre, no interfiere con el movimiento de las escápulas, y está lo suficientemente separado de las axilas como para no producir rozaduras.

Si aún tienes alguna duda, en este vídeo la educadora canina Turid Rugaas explica perfectamente cuál es el arnés ideal para nuestros compañeros perrunos.

Entonces, ¿descartamos los collares?

No, no tenemos porqué dejar de utilizarlos. Si nuestro perro pasea tranquilo y el collar no le supone ningún daño, podemos seguir usándolo. En cambio, si nuestro amigo es de los que suelen tirar de la correa, sí deberíamos reemplazarlo por un buen arnés para que su cuello deje de recibir esa tensión.

Como sabes, existen infinidad de collares en el mercado, algunos realmente bonitos, por lo que para los amantes de los accesorios perrunos, es bastante complicado resistirse a no adquirir ninguno. Por ello, podemos utilizar el collar como un elemento de “vestuario”, en el cual coloquemos la plaquita identificativa de nuestro perro, y durante el paseo utilizar además un arnés que se ajuste correctamente al cuerpo de nuestro mejor amigo y sea cómodo. Por supuesto, los collares de ahogo, pinchos, y cualquiera que no respete el bienestar de nuestros grandes amigos, debemos descartarlos directamente.

¿Sabías que los collares podían afectar a la salud de los perros? ¿Qué utilizas para los paseos? ¡Cuéntanos!

aquielvideo