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Dermatitis acral por lamido, más allá de una lesión de piel

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La dermatitis acral por lamido, granuloma de lamido o forunculosis acral se caracteriza por el lamido constante y excesivo de las extremidades del animal, frecuentemente de la zona del carpo y/o tarso, que puede provocar una lesión parecida a una herida, en diferentes grados de gravedad. Suele empezar siendo una lesión pequeña, pero con el continuo lamido, incluso algunos perros se mordisquean la zona, el área afectada se extiende, produciendo pérdida de pelo, úlceras e inflamación. Como problemas secundarios, podemos tener infección bacteriana y forunculosis, siendo estas afecciones responsables de que el picor y dolor se perpetúe, y no permita detener el círculo vicioso característico de esta patología.

Se observa con más frecuencia en perros de raza grande como el Pastor Alemán, Gran Danés, Doberman, Boxer, Mastín o Bullmastiff, y tiende a convertirse en un problema crónico si no se trata desde su aparición.

¿Por qué se produce la dermatitis acral?

Esta patología suele convertirse en un reto para el veterinario, ya que las causas pueden ser variadas y no estar claras, y además entra en juego normalmente el factor comportamental.

Las causas médicas que dan origen a una dermatitis acral normalmente están relacionadas con dolor o picor de la zona, que puede ser producido por un traumatismo o cuerpo extraño, una lesión traumatológica, o diversas dermatitis (atópica, alergia por picadura de pulgas, alergia alimentaria, fúngica, parasitaria, bacteriana, etc). Además, podemos encontrar una causa a nivel etológico, en perros que sufren ansiedad por separación, aburrimiento como los que están en perreras y refugios, animales estresados por el motivo que sea, etc.

Por ello, debemos enfrentarnos a esta patología de una manera global, haciendo mucho hincapié en la anamnesis para que el propietario nos exponga de la manera más amplia posible el caso concreto de su perro, y siendo habitual necesitar exámenes y pruebas dermatológicas, neurológicas, traumatológicas y de conducta.

Sea cual sea la causa, el lamido resulta un alivio y reconforta al perro, por lo que es muy difícil detener el círculo vicioso en el que se convierte este problema.

¿Cómo podemos tratarla?

El objetivo principal es diagnosticar la causa y tratarla de raíz, de esta manera el tratamiento indicado dependerá de la causa que esté originando la dermatitis, e igualmente, siempre habrá que reducir y eliminar el dolor y prurito. Se emplearán antibióticos sistémicos y/o tópicos, antisépticos, antiinflamatorios, analgésicos, corticoides, incluso tranquilizantes para que el animal esté más calmado, todo dependerá del caso concreto y será nuestro veterinario quien nos de las pautas a seguir.

Además, es recomendable el uso de collar isabelino (esa campana de plástico que tan poco les gusta llevar a nuestros animales) para impedir que el perro llegue a lamerse la zona, y por supuesto, si está implicado algún problema a nivel de comportamiento, es fundamental ayudar a nuestro perro a solucionarlo para que logrando el bienestar, este comportamiento obsesivo desaparezca.

Para curar la dermatitis acral, hay que seguir una a una todas las indicaciones de nuestro veterinario, ya que el proceso de curación suele ser largo. Aunque veamos que la lesión está mejor, no hay que saltarse el tratamiento, ya que es muy fácil que todo vuelva a estar como al principio rápidamente.

¿Conocías esta patología? Si no, ¡esperamos que ya sepas detectarla tras leer este post!

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