Por ello, en el artículo de hoy queremos hablaros de una enfermedad parasitaria transmitida por mosquitos: la Dirofilariosis canina o enfermedad del gusano del corazón, ¿os suena? Si queréis aprender un poco más sobre ella, ¡seguid leyendo!
España, país endémico de esta enfermedad.
La filariosis se distribuye por todo el mundo, siendo España zona endémica. Normalmente la época de riesgo de dirofilariosis abarca de abril a octubre, pero en la Cuenca Mediterránea y en las Islas Canarias la infección puede transmitirse durante todo el año, de ahí que si planeamos unas vacaciones a estas zonas, debamos adaptar la protección antiparasitaria sabiendo que existe un mayor riesgo de adquirir esta enfermedad.
Los gatos también pueden ser infectados, aunque con menor prevalencia que en el caso de los perros, y no debemos olvidar que es una zoonosis. Esto significa que las personas también pueden padecer la enfermedad, pero no a través del perro, si no por picadura de un mosquito portador. Normalmente el sistema inmune humano repele la infección, pero en personas inmunodeprimidas pueden aparecer quistes pulmonares o subcutáneos.
¿Qué son las filarias y cómo se transmiten?
Las filarias son unos parásitos nematodos que infectan el tejido subcutáneo y aparato cardiorrespiratorio de los perros y los gatos. Dirofilaria immitis es el llamado gusano del corazón, mientras que Dirofilaria repens es causante de la dirofilariosis subcutánea.
Su transmisión se produce por mosquitos de los géneros Culex y Aedes fundamentalmente. Las larvas del parásito o microfilarias se encuentran en la sangre del perro infectado, de tal manera que cuando un mosquito le pica. ingiere su sangre y, al mismo tiempo, las larvas presentes en el animal. Las microfilarias se transforman en la fase infectante o larva 3 en el propio mosquito, y cuando este pica a otro animal, deposita las larvas en su piel, desde donde inician una larga migración a través de tejidos subcutáneos, serosos y musculares hasta llegar a las arterias pulmonares y el ventrículo derecho del corazón, donde se desarrollan hasta el estadío adulto, pudiendo llegar a medir varios centímetros de longitud. Los adultos pueden sobrevivir hasta 7 años dentro del animal, mientras que las larvas 1 o microfilarias, solo sobreviven entre 2 y 18 meses en el torrente sanguíneo.
La prevención mediante antiparasitarios externos, clave para evitar a los mosquitos.
Collares, pipetas, sprays,… son varios los métodos de protección antiparasitaria que utilizamos para evitar que los parásitos externos puedan entrar en contacto con nuestros animales. Existen muchos productos en el mercado, pero no todos protegen frente a los mosquitos Culex y Aedes, por lo que en la época de calor os recomendamos reforzar la protección antiparasitaria con productos repelentes de mosquitos.
Además, no podemos olvidarnos de un correcto protocolo frente a las microfilarias. Para su eliminación están indicadas las lactonas macrocíclicas, como la ivermectina, selamectina, moxidectina o milbemicina oxima. Existen diferentes presentaciones farmacológicas de todas ellas, así que será nuestro veterinario quien nos indique la más adecuada para nuestro compañero perruno.
Síntomas de la enfermedad del gusano del corazón.
La evolución de la enfermedad suele ser crónica y no es hasta varios años después de la infección cuando aparecen los síntomas. Los síntomas que nos tendrían que hacer sospechar de esta enfermedad son tos, dificultad respiratoria, intolerancia al ejercicio, cansancio, apatía, pérdida de peso, síncope y ascitis. En ocasiones, se produce una muerte natural de parásitos adultos que desemboca en un tromboembolismo, y se puede observar sangrado a través de nariz o boca.
Diagnóstico y tratamiento.
Para la detección de la enfermedad existen pruebas rápidas de sangre que nuestro veterinario puede realizar en la clínica veterinaria. Ya que los síntomas tardan años en aparecer, una detección temprana cambia totalmente el desarrollo de la enfermedad.
El tratamiento irá encaminado a eliminar las larvas y los adultos en diferentes fases, ya que si existe una gran cantidad de adultos, una vez mueren pueden provocar obstrucciones y trombos que ponen en riesgo la vida del perro. De nuevo, seguir las indicaciones del profesional de la salud animal es clave.
Como hemos comentado, la prevención es fundamental. Además de ello, si viajamos a las zonas de mayor riesgo de filaria, debemos tratar a los animales a los 30 días de haber regresado, y si vivimos en zonas de alta prevalencia, la administración mensual de los comprimidos que actúan frente a las microfilarias se debe mantener durante todo el periodo de riesgo, incluso durante todo el año.
Estas vacaciones, ¡protege a tu mejor amigo frente a los parásitos y disfruta del tiempo junto a él!
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