Aunque intentemos que nuestros compañeros de vida gocen de la mejor salud y bienestar posible, en ocasiones vamos a tener que enfrentarnos a momentos no tan agradables, que puedan necesitar del paso de nuestro perro o gato por el quirófano.
Los accidentes ocurren: una herida después de un día de juegos, un palo o piedra que termina en el tubo digestivo (o cualquier objeto que te puedas imaginar, ¡hay perros que son verdaderas aspiradoras!), una fractura por atropello, etc. Pero no solo eso, algunas patologías también pueden necesitar una intervención quirúrgica: piómetra, tumores, problemas oculares, y cientos de situaciones más.
Por eso, debemos tener en cuenta una serie de consideraciones de cara a que nuestro mejor amigo pase por quirófano, tanto previa como posteriormente. ¿Quieres conocerlas? ¡Te las contamos!
La importancia de las pruebas prequirúrgicas.
Como comentábamos, son muchísimas las intervenciones posibles, unas de mayor gravedad y complejidad que otras, y por tanto las necesidades tanto antes como después de la cirugía pueden variar.
En general, previamente a cualquiera de los procedimientos quirúrgicos, nuestro veterinario explorará y realizará las pruebas complementarias necesarias, indicadas para cada caso. Una analítica sanguínea completa nunca puede faltar, y luego hay otras pruebas como radiografías, ecografías, electrocardiograma, incluso pruebas más avanzadas de diagnóstico por imagen como la resonancia magnética o la tomografía axial computarizada, que para intervenciones de hernias discales, por ejemplo, son imprescindibles.
En ocasiones no se realiza la cirugía por ninguna patología, como puede ser el caso de una cirugía de castración. Nuestro perro o gato está sano, pero igualmente es recomendable realizar al menos un hemograma y bioquímica de cara a la anestesia y posibles complicaciones durante la cirugía. Cuantos más datos tengamos sobre la salud general de nuestro mejor amigo, ¡mucho mejor!
¿Qué debo hacer como responsable del animal antes de la cirugía?
Tu veterinario seguro que te indicará todas las pautas necesarias para la intervención concreta de tu mejor amigo, pero queremos recordarte algunas que son importantes de manera general en cualquier procedimiento.
Como sabes, un quirófano debe ser un lugar lo más aséptico posible, así que ¿qué podemos hacer nosotros para intentar que no se contamine? Muy fácil, procurar que nuestro mejor amigo acuda a su cita lo más limpio posible. Podemos bañar a nuestro perro unos días antes de la cirugía, cortarle el pelo si lo necesita, cepillarle, cortar las uñas, etc, todo esto hará que una vez en la mesa de cirugía se evite ensuciar en exceso todo el área estéril, y así también disminuir la cantidad de restos biológicos que puedan contaminar la incisión quirúrgica.
También es conveniente dar un paseo corto previo para que nuestro perro realice sus deposiciones. Con los fármacos anestésicos puede producirse relajación de los esfínteres, de tal manera que nuestro mejor amigo, de manera inconsciente, orine o defeque en la mesa, lo que ensuciaría el cuerpo del animal y el área de trabajo del cirujano.
Y una de las consideraciones más importantes, ¡el ayuno! Siempre que se va a realizar una cirugía o un procedimiento que requiere de sedación, es muy importante respetar unos tiempos previos de ayuno, tanto de alimento como de agua. Durante la sedación, los fármacos utilizados pueden producir sensación de náusea, y por tanto inducir el vómito en nuestros animales. Este hecho adquiere especial importancia porque al estar el animal dormido, no es consciente de nada de lo que ocurre y de manera accidental parte del contenido alimenticio puede introducirse en el aparato respiratorio, y dificultar la respiración, provocar tos, neumonía por aspiración,… Esto es fácilmente evitable, simplemente impidiendo que el animal ingiera alimento durante unas 8 horas previas a la cirugía, y el agua en torno a las 2-4 horas de manera general, pero en algunos procedimientos o para determinados animales (como cachorros) estos tiempos pueden variar, lo que sería indicado por tu veterinario.
Volvemos a casa, ¡a descansar!
La cirugía ha ido genial y ya podemos volver a casa, pero igualmente tenemos que estar atentos a varias cosas importantes.
Normalmente cuando se recoge al animal de la clínica, ya está despierto y bastante recuperado de la anestesia, pero no obstante no es recomendable que nada más llegar a casa coma y beba, para evitar atragantamientos si aún está haciendo un poco de efecto la anestesia.
Hay que procurar que tenga un espacio tranquilo para descansar, cómodo y calentito para evitar la hipotermia, y que no pueda lamer, morder, o alcanzar con alguna extremidad la zona de la cirugía. Para ello, seguro que conoces el collar isabelino, que es una herramienta que se utiliza en clínica veterinaria para proteger la zona intervenida y/o evitar que el animal pueda rascarse, arrancarse la sutura, etc.
Para mantener la zona de la cirugía limpia, el veterinario te indicará cómo curar la incisión, qué productos utilizar, y deberás acudir a revisión en unos días, y por supuesto no olvides proporcionar a tu amigo la medicación antibiótica, analgésica, etc indicada.
Por último, debemos dejar la aventura y las carreras en el parque para más adelante, y que nuestro compañero de vida guarde reposo, ¡lo que no siempre es fácil!
Cada intervención es diferente, pero a grandes rasgos seguro que esta información te resulta útil para el cuidado de tu mejor amigo ante una cirugía.
Cuéntanos, ¿alguna vez tu mejor amigo ha tenido que pasar por quirófano? Con buenos cuidados y mimos, se recuperan muy rápido, ¿verdad?
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