Muchas veces, nos olvidamos de que los perros son una especie diferente a la nuestra, y tienen que poder ser perros y divertirse como perros… lógico, ¿verdad? Por desgracia, no siempre es así, y en ocasiones no se les permite relacionarse o divertirse como a ellos les gusta, cosa que realmente necesitan para su equilibrio y felicidad.
Adoptar un perro implica grandes responsabilidades, entre ellas la de hacerle feliz todos los días, así que en este artículo queremos darte algunos consejos para que tu compañero tenga siempre una sonrisa perruna.
Intenta ofrecerle una rutina constante.
Aunque a nosotros la rutina no nos guste demasiado, para nuestros perros es importante. Ellos necesitan saber aproximadamente en qué momento van a comer o salir a pasear. Estas rutinas les proporcionan equilibrio y seguridad, así que dentro de lo posible, intenta que tu perro cuente con estos puntos de referencia fijos en su día a día.
Realiza con él actividades que le gusten.
Si de vez en cuando no nos dedicáramos un poco de tiempo a nosotros mismos, y a hacer actividades que nos gustan, ¿verdad que estaríamos tristes y sin mucha motivación? Pues eso mismo les pasa a nuestros perros, ellos necesitan mantenerse activos, descubrir el campo, el mar, recorrer una zona boscosa sin prisas, olfatear, relacionarse con otros perros, meterse en los charcos, etc. No todos los perros son igual de activos, sociables, ni tienen la misma edad ni salud, por eso debemos adaptar las actividades a cada caso individual. Lo que sí debemos tener en cuenta es que un perro necesita durante toda su vida estimulación mental y ejercicio físico, aunque sea viejito. ¡Si no mantenemos cuerpo y mente activos, dejan de funcionar! Ellos disfrutarán, y tú también, y además el pasar momentos divertidos juntos fortalecerá vuestro vínculo.
Crea una zona de descanso solo para él.
Para un buen descanso, es básico saber que nada ni nadie nos va a interrumpir el sueño. Si intentas dormir y estás intranquilo o te sientes inseguro, es imposible permitir al cuerpo descansar. Por eso, nuestros perros deben tener un espacio de la casa dedicado a su descanso, y que todos los miembros del hogar sepan que cuando el perro quiere estar tranquilo en él, no se le puede molestar. Varias camitas por la casa, en zonas que no sean de paso, harán que nuestro amigo pueda elegir dónde tumbarse y echarse una siesta con toda tranquilidad.
Fomenta su socialización desde el principio.
El perro es un animal social, le gusta el contacto con las personas, otros perros, incluso otras especies animales. Si tenemos la suerte de compartir vida con nuestro perro desde su más temprana edad, debemos acostumbrarle al máximo de entornos posibles, ruidos, personas, otros animales; exponerle retos como subir escaleras, viajar en transporte público, etc, de tal manera que cuando crezca sea un adulto seguro de sí mismo, con la menor cantidad de miedos posible, equilibrado y sociable.
Cuando adoptamos animales de cierta edad, que han pasado por situaciones difíciles en su vida, o que no han sido bien sociabilizados, estar ahí para apoyarles, y prestarles nuestra ayuda para afrontar y superar sus miedos es fundamental. Un perro con miedos difícilmente podrá ser feliz, así que ayúdale con aquello que teme, y premia y celebra los retos que vaya superando. Poco a poco, seguro que irá siendo más feliz gracias a tu apoyo.
Sorpréndele con algún regalo.
¿A quién no le gusta que le sorprendan con algún detalle inesperado? ¡A nuestros perros también! Un juguete nuevo, una cama, unas chuches deliciosas,… nuestros amigos pueden ponerse muy contentos con muy poco, así que hazle feliz con estos detalles.
Ahora hay varias empresas que se dedican a enviar cajas por suscripción de forma mensual, con las que podemos descubrir nuevos accesorios, productos de higiene, juguetes, o alimentos, así que estas cajitas pueden ser una opción fácil y cómoda de recibir pequeños detalles para nuestro mejor amigo, ¡y descubrirlos juntos!
Aunque no pueda decírtelo con palabras, escúchale.
Los perros tienen su propio lenguaje, y debemos conocerlo para entenderles mejor. Observar su comportamiento y tener un cierto conocimiento sobre el significado de sus señales, nos hará ser conscientes de su estado de ánimo, deseos, miedos, etc. Por ejemplo, si estamos en un parque con más perros y personas, y vemos que nuestro amigo no para de bostezar, lamerse el hocico o desviar la mirada, y sabemos que con esas señales nos quiere decir que no se encuentra cómodo con la situación que está viviendo en ese momento, podremos cortar de raíz con ella alejándonos y continuando el paseo nosotros solos. Si no somos capaces de “escuchar” lo que nuestro compañero perruno nos quiere decir en cada momento, le estaremos forzando a vivir situaciones en ocasiones estresantes e incómodas para él, por lo que así no conseguiremos que esté feliz, ¿a que no?
Ama y cuida a tu perro como el miembro de la familia que es.
Nuestro perro es esa familia que hemos elegido tener, por lo que una vez que asumimos la responsabilidad que conlleva compartir vida con él, debemos estar siempre a su lado, durante toda su vida… ¡No hay que abandonarle nunca! Un perro tiene emociones igual que nosotros, necesita afecto, caricias, palabras bonitas, un lugar seguro donde vivir, atención veterinaria, buena alimentación, ser respetado y comprendido, ratos de ocio,… en fin, es un ser vivo igual que nosotros por lo que son muchas sus necesidades y debemos cubrirlas todas.
Si construimos la relación con nuestro perro sobre las bases del amor, la confianza, el entendimiento mutuo y el respeto, seguro que nuestro compañero será muy, muy feliz.
Cuéntanos, ¿qué más cosas haces tú para fomentar la felicidad de tu perro?
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