Estos pelos especiales se conocen con el nombre técnico de vibrisas, y no son exclusivos de los gatos: perros, roedores, conejos, focas, aves insectívoras y muchos otros animales también los poseen.
¿Quieres saber cuál es su función y algunas curiosidades? ¡Sigue leyendo!
Se localizan en diferentes zonas del cuerpo
Las vibrisas más conocidas son las que se encuentran en el hocico a ambos lados de la nariz, en número de unas 12 o más a cada lado, pero también existen sobre los ojos, en el mentón, las comisuras de los labios y en la parte posterior de la parte distal de las extremidades delanteras (vibrisas carpales).
Actúan como receptores sensoriales
Los bigotes son receptores táctiles. Su raíz se localiza más profundamente en la piel que el resto del pelo, y cuenta con una abundante irrigación e inervación. Las vibrisas están conectadas al sistema nervioso y muscular, de ahí que sean tan sensibles a los cambios en el entorno.
Actúan como sensores para captar la temperatura, detectar corrientes de aire, percibir olores, en condiciones de oscuridad ayudan a detectar la distancia entre obstáculos, evitan que el gato se tropiece, mejoran la precisión de los saltos y caídas, etc.
En el caso de las vibrisas de la zona de los ojos, constituyen una gran protección para los órganos visuales, ya que detectan la presencia de objetos peligrosos cercanos.
Ayudan a calcular distancias y espacios
¿Sabes cómo calcula un gato si es capaz de entrar por un agujero? Sí, gracias a las vibrisas. Los bigotes del hocico son normalmente tan largos como el ancho del cuerpo del gato (salvo en gatos obesos), por lo que gracias a ello es capaz de averiguar si determinado espacio es lo suficientemente amplio como para permitir el paso de su cuerpo, antes de entrar.
Además, los bigotes ayudan a compensar la falta de visión. Los gatos son cazadores, y por ello tienen una gran agudeza visual a larga distancia, pero en cambio tienen dificultades para ver a menos de 30 cm. Gracias a estos pelos sensoriales captan los diferentes estímulos que se encuentran a poca distancia, se envía la información al cerebro, y este crea una imagen tridimensional de aquello que tiene delante.
Reflejan el estado de ánimo del gato y sirven para comunicarse
Los bigotes del hocico pueden moverse gracias a la musculatura, de tal manera que variaciones en su posición indicarán cambios en su estado de ánimo.
Así, cuando un gato está relajado, descansando o contento, sus bigotes permanecerán prácticamente inmóviles. Si tiene curiosidad, está jugando o cazando, los bigotes apuntarán un poco hacia adelante. Por otro lado, en caso de nerviosismo, incomodidad o miedo, se moverán hacia atrás quedando amontonados próximos a la cara.
Ayudan a posicionar la presa
Como comentábamos, los gatos tienen una visión cercana pobre. Por ello, cuando juegan o cazan necesitan de una ayuda extra para ubicar con más precisión su presa. En el caso de presas vivas, pueden detectar la vibración del cuerpo gracias a las vibrisas del hocico y barbilla, fundamentalmente, al rodear completamente al animalito que acaban de cazar.
No se deben cortar nunca
Los bigotes se caen por sí solos para su renovación y vuelven a crecer, pero nunca debemos cortarlos. Sin estos pelos táctiles los gatos se desorientan y asustan, ya que son los que le permiten detectar el entorno. Para hacerte una idea, recortar las vibrisas es similar a que alguien nos ponga una venda tapando los ojos, o a que nos impidan utilizar las yemas de los dedos para palpar aquello que nos rodea en plena oscuridad… ¿qué sentirías? Seguro que estarías asustado, ¿a que sí?
Como ves, los bigotes de los gatos son realmente importantes para su bienestar y comunicación, por lo que no debemos manipularlos, y procurar que no se dañen.
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