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Los animales, grandes compañeros para las personas mayores

Por desgracia, muchas personas ancianas pasan la última etapa de su vida solas: su pareja ha fallecido, sus hijos no pueden visitarles tanto como les gustaría, ya no tienen la motivación de ir a trabajar, quizás tienen algún problema de salud, etc. Son muchos los motivos por los que cuando nos hacemos mayores, y somos amantes de los animales, necesitamos de su compañía más que nunca, y además no hay duda de lo beneficioso que resulta para la salud física y mental.

El perro sigue siendo el amigo estrella, por eso vamos a centrarnos más en él, pero los gatos cada vez gustan más, y para personas mayores que tengan ciertas limitaciones de movilidad, y no puedan salir a pasear con frecuencia, pueden convertirse en el compañero ideal: aportan compañía, diversión al compartir juegos con él, rutinas, la persona se siente igualmente útil y motivada al tener que estar pendiente de su cuidado, etc.

En este artículo queremos mostraros algunos de los beneficios que los animales nos aportan cuando llegamos a nuestra etapa “senior”, ¡son muchos!

24 horas de compañía continuada.

En ocasiones, la soledad puede convertirse en la única compañera de las personas mayores. Con el paso de los años, es ley de vida perder amistades y familiares, y quedarse prácticamente solo es muy triste y puede alterar el estado de ánimo conduciendo a sentimientos negativos permanentes, que no hacen ningún bien. Un animal alegra los días, y es ese excelente compañero que siempre está a nuestro lado, a cada minuto, los 365 días del año.

Mantener una rutina.

La responsabilidad que conlleva tener un animal hace que las personas mayores mantengan una rutina y hábitos en su día a día. No tener nada que hacer puede desembocar en no salir de casa, no relacionarse y simplemente dejar pasar los días sin ningún fin, pero eso cambia cuando un perrito se cruza en la vida de un anciano. Un animal le obliga a salir a pasear, a establecer un horario de comidas, a preocuparse por ir a comprar la alimentación del perrito, etc. Esa rutina devuelve a la persona un propósito de vida, y realmente es muy beneficioso.

Ejercicio diario.

Sin el apoyo de nadie, es fácil preferir quedarse sentado en el sofá viendo la tele a salir a pasear. Los perros nos sacan de la cama y el sofá sí o sí, ellos tienen que pasear y hacer sus necesidades, y necesitan a su humano para ello. Las personas de edad avanzada tienen que seguir moviendo su cuerpo, por muy poquito que sea, ya que no realizar nada de ejercicio va en perjuicio de su salud. La compañía de un perro les hace andar y mantenerse activos, y eso es aumentar su calidad de vida.

Apoyo emocional.

Como comentábamos, cuando nos hacemos mayores es fácil que el sentimiento de soledad y tristeza se apodere un poco de nosotros, pero… ¡Ahí están los perros para sacarnos una sonrisa! Los perros calman nuestro estrés y ansiedad, acariciarles y abrazarles nos reconforta, hablarles nos hace sentir escuchados y menos solos,… Todo ello y mucho más, supone un apoyo emocional muy valioso, de ahí que los animales se hayan convertido en los coterapeutas favoritos de muchos ancianos que viven en residencias, y que tienen la suerte de recibir visitas de perros de terapia.

Hacer nuevos amigos.

Sí, gracias a los animales conocemos gente nueva. A las personas nos cuesta más dar el paso de acercarnos a otros, pero de eso ya se encargan los perros, son unos “rompe hielos” maravillosos. Con un poco de ayuda perruna, dos personas que no se conocían pueden empezar a compartir momentos, y ¿por qué no?… empezar una bonita relación de amistad. Los perros mantienen a los ancianos conectados a la vida: hay que ir al veterinario, a la peluquería, a la tienda de alimentación, al parque, y en todos esos lugares hay más gente con la que hablar y compartir experiencias.

Sensación de protección.

Aunque sea el perrito más pequeño del mundo, seguro que para una persona anciana es el mayor vigilante de seguridad. Los ladridos de nuestros compañeros perrunos alertan de posibles ruidos cerca de la puerta de casa, e irte a dormir sabiendo que no estás solo es una sensación reconfortante.

Sentirse mejor al cuidar de otro ser vivo.

Cuando la vida laboral termina y los hijos hacen vida independiente, seguir teniendo alguien de quien cuidar puede ser esa chispa que le de color de nuevo a los días. Saber que gracias a ti un animal tiene todos los cuidados que necesita, es muy satisfactorio para personas ancianas. Siguen estando aquí, siguen siendo útiles y necesarios, y eso les hace crecer como personas.

Como veis, los animales aportan muchos beneficios a nivel físico, mental y social para las personas mayores, pero no podemos olvidar que para que esa relación sea perfecta, hay que tener otra serie de factores en cuenta.

Los cachorros no suelen ser los perros más indicados para ancianos, ya que son muy activos y requieren de mucho tiempo y energía para su educación, por lo que adoptar un perro adulto de cierta edad, y de tamaño pequeño, sería lo ideal en este caso. También debemos tener en cuenta el estado de salud de la persona, el factor económico, si el anciano cuenta con alguien más que pueda echarle una mano o no, etc. Si por ejemplo, creemos que nuestros padres o abuelos necesitan la compañía de un perro o gato, lo primero es hablarlo con ellos, conocer su impresión, valorar juntos las responsabilidades que conlleva, y cuando estemos cien por cien seguros, acudir a una protectora para encontrar a ese compañero ideal. Los animales son seres vivos cuya compañía nos reporta muchos beneficios, pero también debemos pensar en lo mejor para ellos, y si habiendo valorado todo, no lo tenemos claro, es mejor prescindir de su amor antes de que por desgracia, no podamos ofrecerle lo que necesita.

Disfrutar de la compañía y amor animal es un regalo siempre, ¿tú también quieres que te acompañe durante toda la vida?