La tos de las perreras es como comúnmente se conoce a la traqueobronquitis infecciosa canina que, como su nombre indica, cursa con inflamación de la tráquea y los bronquios. Para que tengáis un símil, es algo parecido a nuestro resfriado, y en la mayoría de los casos es simplemente una infección leve de las vías respiratorias superiores. Aunque no es grave, sí que es muy contagiosa por lo que no es raro que si tenemos un grupo de amigos perrunos, en cuanto uno comienza con tos, se extienda entre todos.
¿Por qué se llama tos de las perreras?
Como es una enfermedad muy contagiosa, su aparición ha estado ligada a lugares en los que existe una alta población de perros que conviven juntos, como los criaderos, perreras, protectoras, residencias caninas, etc.
Hoy en día, son muchos los hogares en los que por suerte hay presencia perruna, así que ya es habitual que esta enfermedad aparezca frecuentemente en las ciudades, muchas veces entre los amigos de los parques caninos o pipicanes. Cualquier perro puede contagiarse, pero siempre tendrán más predisposición los cachorros o perros con el sistema inmunológico deprimido.
¿Cómo se produce el contagio?
En esta enfermedad están implicados varios agentes infecciosos, siendo los más comunes el virus de la Parainfluenza canina y la bacteria Bordetella bronchiseptica. Otros agentes que pueden aparecer son el Adenovirus canino tipo 2, el Herpesvirus canino, o bacterias como Mycoplasma o Streptococcus.
La transmisión de estos agentes es aerógena o por contacto directo con secreciones nasales de animales infectados. Cuando un perro infectado tose, estornuda, ladra, etc, emite gotitas en las que están presentes los agentes implicados, esas gotas quedan suspendidas en el aire, y a la inhalación provocarán un nuevo contagio. Además, el contacto directo entre hocicos, o compartir bebederos y comederos es también vía de transmisión.
Una vez que el animal se infecta, se produce eliminación de los virus durante las dos semanas siguientes a la infección, mientras que en el caso de las bacterias como Bordetella o Mycoplasma esa eliminación se puede prolongar hasta 3 meses, por lo que el contagio a otros perros puede producirse durante más tiempo.
Síntomas habituales
La sintomatología dependerá tanto de los agentes infecciosos implicados, como de la respuesta del sistema inmunológico de cada perro. Normalmente la presentación es leve y autolimitante, no siendo necesario establecer ningún tratamiento, pero en un pequeño porcentaje de los animales contagiados el cuadro se puede complicar y aparecer fiebre, secreción nasal, anorexia, disnea, o neumonía.
El síntoma más característico es la aparición de una tos fuerte, de comienzo repentino, y que muchas veces los cuidadores confunden con un atragantamiento o con algún objeto que ha podido quedar alojado en las vías respiratorias de su perro, lo que les asusta mucho. La tos suele empeorar por la noche, y en momentos en que el animal se estresa o hace ejercicio, por eso es importante el reposo estricto durante el curso de esta enfermedad. También es habitual que el perro produzca una secreción espumosa, blanca y espesa, que es saliva concentrada por ese esfuerzo contínuo de toser.
En cuanto al tratamiento, en los casos leves no es necesario pautar nada, y solo hay que esperar a que ese “resfriado” se pase, como haríamos nosotros ante una gripe. Si el cuadro se complica, nuestro veterinario empleará antibióticos, corticoides, antitusivos, broncodilatadores, u otros fármacos que considere que se necesitan en ese caso concreto.
Además, como hemos comentado, es importante el reposo, y hay que evitar las zonas donde se concentren gran número de perros, como los pipicanes o parques, para evitar así el contagio a otros amigos perrunos.
¿Se puede prevenir?
Para la prevención de la tos de las perreras existe una vacuna que es un poco diferente a las habituales. Como sabes, normalmente las vacunas se administran de manera subcutánea en la piel de la zona interescapular de los perros, pero en este caso, la manera habitual de inmunizar a nuestros compañeros perrunos es mediante la aplicación de una vacuna intranasal. De esta manera, se consigue reproducir la vía natural de entrada de los agentes infecciosos en el organismo, y la inmunización es más rápida, alcanzándose a las 72 horas tras la vacunación.
Para su prevención además, es importante prestar atención a las medidas higiénicas, como buena ventilación, limpieza rutinaria, temperatura adecuada, etc, sobre todo en lugares como perreras, residencias caninas, etc.
Cuéntanos, ¿qué conocías sobre esta enfermedad? ¿Has resuelto tus dudas?
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