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Consejos para realizar correctamente un cambio en la alimentación de perros y gatos

Es una información básica y sencilla, que puede ayudar a nuestros mejores amigos, así que, ¡te recomendamos que no te la pierdas!

En primer lugar, ¿cuáles son los motivos para realizar un cambio de alimentación?

Un cambio de dieta puede producirse por diversos motivos, siendo uno de los más frecuentes la edad. Un cachorro requiere unas necesidades nutricionales diferentes que un adulto o un animal de edad avanzada, y además su boca es más pequeña y su mandíbula menos potente, por lo que el tamaño de la croqueta se debe adaptar a sus características en ese momento. A medida que un gatito o perrito crece, tendremos que ir adaptando su alimento a los cambios de tamaño y necesidades energéticas.

Por otro lado, puede que tengamos que variar el alimento debido a unas necesidades específicas relacionadas con alguna patología: diabetes, insuficiencia renal, alergia alimentaria, obesidad, etc.

Otras veces, simplemente, queremos cambiar el alimento a otro nuevo de mejor calidad, de otro sabor, porque comienza a rechazar la dieta habitual, o cualquier otro motivo. Si el alimento es de calidad, con una receta completa y equilibrada, no hay duda de que un cambio de alimento enriquecerá la vida de nuestro animal, y mejorará su salud. Fíjate siempre en la composición del alimento, y si tienes dudas, ¡consulta con tu veterinario!

Antes de que acabe el alimento habitual, ten preparado ya el nuevo

Sea el motivo que sea por el que tengamos que realizar el cambio, hay una cosa que es común para todos los casos: antes de que se acabe el alimento actual, ya debemos tener preparado el próximo. Nunca debemos esperar a que nuestro perro o gato se coma al cien por cien el alimento para ofrecerle el nuevo, si no que ambos alimentos deben coincidir en el tiempo. ¿Y esto por qué es así? Os lo explicamos en el siguiente apartado.

La transición entre alimentos, la mejor manera de realizar un cambio de dieta

Al igual que nosotros, nuestros animales también cuentan en su aparato digestivo con flora bacteriana, que puede ser sensible a los cambios de alimentación. Un cambio de dieta radical puede producir un desajuste en la flora, y por ello aparecen signos gastrointestinales, como diarrea o vómitos. Algunos animales tienen un “estómago de hierro” y toleran bastante bien cambios completos en su dieta sin hacer transición, pero otros en cambio necesitan una adaptación muy lenta, incluso puede que haya que detenerla porque no les sienta bien.

Nuestros animales son individuos únicos, no hay duda, pero si queremos evitar en la mayor medida posible problemas gastrointestinales derivados de un cambio de alimentación, siempre debemos realizar un periodo de transición entre las “recetas”.

De esta manera, iremos incorporando el nuevo alimento de manera gradual y disminuyendo la ración del antiguo, en este orden: el primer y segundo día ofreceremos a nuestro animal un 75% del alimento antiguo y un 25% del nuevo, los días 3 y 4 igualaremos a un 50% de cada alimento, los días 5 y 6 le correspondería un 25% del alimento antiguo y un 75% del nuevo, y el día 7 terminaríamos con el 100% del que será desde ese momento su alimento. Estas combinaciones hay que ofrecerlas bien mezcladas en un mismo recipiente, para que el animal coma todo a la vez, y tendremos que calcular esos porcentajes con respecto a la toma diaria que le corresponde por peso.

Normalmente una semana de adaptación gradual entre alimentos suele ser suficiente, pero como comentábamos, depende de cómo lo tolere nuestro animal, esta transición puede prolongarse y tener que desarrollarse más lentamente, o incluso detenerse por completo. Fíjate siempre en el estado de ánimo de tu mejor amigo, en cómo son sus heces, si vomita, si comienza a rascarse, o cualquier otro signo raro durante este proceso.

En cuanto a las heces, no siempre debe alarmarnos, ya que sí se considera normal que las heces puedan variar de color o consistencia durante la transición, hasta que esas bacterias de las que hablábamos se habitúan al nuevo alimento.

Problemas que podemos encontrarnos durante la transición

Lo más habitual es que se produzca una leve alteración a nivel digestivo, con heces blandas y flatulencias, pero esto suele desaparecer según va avanzando la transición. Si aparecieran vómitos o diarreas muy llamativas, la transición habría que detenerla y consultar con nuestro veterinario.

Por otro lado, puede producirse también un rechazo al cambio, lo que ocurre sobre todo en gatos. Esto se conoce como neofobia, y es ese rechazo a la novedad, por lo que en los gatos la presentación del nuevo alimento es frecuente que haya que hacerla en muy pequeñas cantidades, y durante más tiempo, además que debemos evitar en todo momento que dejen de comer para que no se desencadene una lipidosis hepática.

Como ves, prestar atención a estos pequeños detalles en el día a día con nuestros animales es más importante de lo que pensamos. ¿Sabías lo importante que es cambiar la alimentación de perros y gatos de manera paulatina? ¡Cuéntanos!

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