Los gatos son animales que tienden a ocultar el dolor. Como buenos felinos evitan mostrarse vulnerables, por lo que es importante que nosotros sepamos detectar y leer esas señales que nos envían sutilmente.
Todos hemos experimentado dolor en algún momento, así que sabemos que es una sensación muy desagradable que nos afecta tanto a nivel físico como emocional. Nosotros podemos verbalizarlo, compartirlo y pedir ayuda médica rápidamente para reducir esa experiencia tan negativa, pero nuestros animales no. Cuando un dolor es agudo, es más fácil que nos demos cuenta, por ejemplo si tras un mal salto nuestro gato comienza a cojear, pero el dolor crónico puede pasar desapercibido, así que es vital que como amantes de los gatos conozcamos de qué manera se comunican con nosotros a través de cambios en su conducta y en sus hábitos.
Dos tipos de herramientas fundamentales
A nivel clínico se utilizan escalas de medición del dolor, como la de Glasgow o la Feline Grimace Scale (Escala de Mueca Felina). Estas escalas se basan en realizar una puntuación dependiendo de la ausencia, presencia y grado de presentación de diferentes variables relacionadas con la posición de las orejas, la orientación de los ojos, la tensión en el hocico, los bigotes, la posición de la cabeza, la postura general, la comodidad, la actividad, la actitud, la presencia de vocalizaciones, etc.
Estas escalas pueden ayudar al veterinario a valorar el grado de dolor y establecer un tratamiento, pero existe otra herramienta fundamental que necesita de la implicación del cuidador, y es la observación y detección de cambios en la conducta normal de nuestro amigo felino. Si nosotros no detectamos esos cambios, creeremos que nuestro gato está bien y por tanto ningún profesional veterinario podrá explorarle y confirmar que hay dolor, puesto que no acudiremos a la clínica veterinaria. Si sabemos de qué manera los gatos manifiestan el dolor, podremos acudir rápidamente a la consulta y ayudar a nuestro amigo a encontrarse mejor, y recuperar su bienestar.
¿Quieres saber cuáles son algunos de los signos de dolor más habituales en gatos? ¡Te los contamos a continuación!
Cambio en las posturas de descanso habituales
Si tu amigo suele descansar cómodamente, como cuando duerme estirado o panza arriba, y notas que ahora su postura es encorvada e incómoda, presta atención, puede que tu compañero tenga algún tipo de malestar.
Disminución de la actividad
Cuando alguna parte del cuerpo duele, es normal que la actividad disminuya, y se dedique más tiempo al descanso. Cuando un gato tiene dolor disminuye su conducta exploratoria y de juego.
Dificultad en el movimiento
Sobre todo cuando el dolor es muscular, articular u óseo, es habitual que aparezca dificultad para caminar, correr, saltar, o subir escaleras. En gatos mayores, que han desarrollado artrosis, es habitual detectar esta dificultad a la hora de moverse, así como una pérdida de agilidad.
Disminución del acicalamiento en general, o aumento en una zona del cuerpo en concreto
Cuando un dolor se prolonga en el tiempo, crea tanto malestar que los gatos pueden perder el hábito de acicalamiento, a veces incluso porque el mismo hecho de mover la cabeza o utilizar la lengua les duele. Por otro lado, cuando existe un dolor localizado, por ejemplo en una extremidad por artrosis, se produce lo contrario: un lamido constante y excesivo justo sobre esa zona dolorida.
Orinar o defecar fuera del arenero
Sin duda, observar cambios en cuanto a la conducta de eliminación en los gatos siempre debe ponernos en alerta. Aunque las causas de este cambio en el comportamiento pueden ser varias, una de ellas es el dolor, por ejemplo relacionado con la enfermedad del tracto urinario inferior felino (FLUTD). A tener en cuenta es, sobre todo si el arenero es alto, la posibilidad de que nuestro gato esté experimentando dolor en sus extremidades, ya que así difícilmente podrá acceder a la bandeja, por lo que no le quedará más remedio que orinar o defecar fuera de ella. En estos casos, debemos modificar el entorno del gato para que sea más accesible.
Disminución o ausencia de apetito
Que un gato no coma es una situación preocupante, que debe hacernos acudir rápidamente a la consulta veterinaria. Muchos gatos tienen patologías en la boca que les producen un terrible dolor, como las gingivoestomatitis, y con ello pierden el interés por la comida, conduciéndoles a un estado depresivo y una pérdida rápida de la condición corporal.
Tendencia a esconderse
En la naturaleza, es habitual que cuando un animal no se encuentra bien se refugie en algún sitio tranquilo y poco transitado. Los gatos que viven en nuestras ciudades lo hacen, y los de casa también. Si tu gato comienza a pasar mucho tiempo escondido, en algún armario por ejemplo, valora la opción de que tenga dolor y malestar, y acude al veterinario.
Cambios en la relación con nosotros u otros animales de la casa
¿Quién no ha tenido un terrible dolor de muelas o de oídos y no ha querido saber nada de nadie? Sí, el dolor nos estresa, nos hace mostrarnos distantes con los demás, enfadados, irascibles,… y eso cambia la relación con quienes nos rodean en ese momento. Así, podemos ver que nuestro gato se encuentra menos cariñoso de lo habitual, que no se relaciona con su otro compañero gatuno de la misma manera que lo suele hacer, etc.
Agresividad e irritabilidad
En ocasiones, padres y madres gatunos manifiestan en la consulta que su gato se ha vuelto agresivo de repente. ¿Crees que esto puede ser consecuencia de algún dolor? ¡Sin duda! El dolor nos pone de mal humor y más irritables, además de que si una zona duele y es acariciada, por ejemplo, molesta y el gato puede reaccionar bufando, gruñendo, incluso dando algún zarpazo o mordisco.
Aumento de las vocalizaciones
Maullidos más graves y frecuentes pueden estar relacionados con una experiencia dolorosa. Además, cuando un gato no se encuentra bien puede ronronear con más intensidad, ya que se sabe que este sonido ayuda a los gatos a encontrarse mejor. Si quieres saber más sobre este sonido tan especial que realizan los felinos, te recomendamos pasarte por esta entrada anterior del blog.
Como ves, son muchos los cambios en el comportamiento de nuestros compañeros de vida gatunos que pueden alertarnos de que están padeciendo algún malestar o dolor, así que si los detectamos nuestra misión es acudir lo más pronto que podamos a la consulta veterinaria para detectar el origen. Comportamiento y salud siempre están relacionados, ¡tenlo en cuenta! Como siempre, una detección precoz de cualquier patología es clave.
¿Has observado estos cambios en el comportamiento de tu gato alguna vez? ¿Sabías que podían alertarnos de su malestar de tantas maneras diferentes?
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